Traducción en Español K.S.R
El primer velo de novia se remonta a la época romana, cuando las jóvenes che andaban al altar solía usar el flammeum, un ligero velo que le cubría el rostro durante la ceremonia de la boda. Los primeros velos de la historia fueron realizados con una gasa fina, preferiblemente de color rojo, pero también de color naranja o amarillo, para simbolizar los colores brillantes del fuego. El flammeum era considerado una prenda de vestir de buen auspicio y la importancia de este accesorio en el rito nupcial era tal que para la mujer en lugar del verbo "casarse" se usaba el verbo “nubere”, cuyo significado es también "tomar el velo, velarse”.
En los tiempos de la antigua Roma los matrimonios eran a menudo organizados a menudo por las familias, ya sea por razones políticas, ya sea por razones de interés. Precisamente por esta razón la pareja hasta el día del si no se encontraban y los padres de los novios, cubrían la cara de la novia con un velo para cubrir la apariencia real. De esta manera, el novio, una vez en el altar, no podia dar vuelta atrás, porque la ceremonia había ya comenzado.
En la Edad Media, el velo de novia era hecho de muchas capas de lino superpuestas, atadas a la cabeza a través de hilos de oro y perlas. El velo se usa para proteger a la novia del mal de ojo y de la mala suerte, y la ocultaban de los ojos del marido hasta que el rito nupcial no había terminado. En el pasado, y por todo el curso de la historia en la que los matrimonios se combinaron, el propósito del velo nupcial era más funcional que decorativo: el verdadero propósito del velo era el de ocultar a la novia de la vista del futuro marido hasta la finalización la ceremonia.
En el Renacimiento, la ceremonia nupcial se convirtió en un verdadero momento social para dar lugar a la ostentación y el brillo. Al mismo tiempo, también el velo de novia fue reconsiderado, se convirtió en un accesorio de belleza realizado con telas finas, colorado y más largo del vestido de novia.
En el Ochocientos, lleno de romanticismo, nacen en gran parte las tradiciones relacionadas con el matrimonio, tradiciones que aún hoy conservamos, como por ejemplo, el vestido largo y blanco (reconocido por la Iglesia Católica como el color de la inocencia, la pureza, virginidad), el velo de novia coordinado a este, los guantes, torta de la boda y la recepción.
Es en el Novecientos que podemos hablar de una verdadera y propia moda en el vestir nupcial, de una serie de tendencias que se están consolidando y cambian de década en década. Esto también se aplica al velo de novia, cuya presencia, hechura y largueza dependerán de factores históricos y económicos, de gustos personales, nuevas ideas de diseñadores de moda emergentes, fue en este momento que el velo de novia se convirtió en un accesorio inseparable del vestido de novia.
Trazando una historia de la moda femenina de este siglo nos encontramos con que, en los años 20 el velo nupcial era hecho generalmente por una sola capa para formar una larga cola y era enjoyado con bordados espectaculares.
En los años 30 el velo de novia se reduce y se fija al peinado, que mientras tanto se vuelven más complejos, con diademas y perlas. En lugar de cubrir el rostro, el velo ha llegado a su función de accesorio.
Llegan los años 50 que dan vida a una moda nupcial elegante y sofisticada, cuidada en el mínimo detalle, la moda nupcial se orienta hacia un retorno al Romanticismo: vuelven las faldas amplias y el velo hasta los pies.
En los años 60 el vestido de novia adquiere el valor de singularidad que tiene todavía hoy en día: un vestido de usar solo una vez en la vida, para la propia ceremonia nupcial. Las líneas vuelven a la simplicidad y el velo se ajuste al estilo: decorativo sobre la cabeza de la novia, cae en formas lineales y naturales. Los años setenta fueron los años del retorno del color: marfil y crema hacen su entrada, así como los nuevos materiales que provienen de la moda de todos los dias. El vestido se convierte en mucho más cómodo y sigue el estilo de la novia, asi como el velo se convierte en una opción personal de aquellas que lo llevará al altar.
Los años 80 son los años de los vestidos de sirena y de los estilos muy elaborados, lo mismo sucede con los peinados, que se eleva hacia arriba o parecen obras maestras de escultura. El velo, entonces, se deja de lado, para dejas espacio al rostro de la novia y a los peinados atrevidos. Libres de matrimonios combinados, las novias de los años ochenta deciden si esconderse hasta el momento del beso o mostrarse a los invitados.
En muchas familias se acostumbraba a pasar el velo de novia de madre a hija siempre que hubiese tenido un matrimonio feliz.
Con el tiempo el velo de novia ha asumido un significado bien diferente. Este por un corto periodo ha representado la pureza de la novia, pero hoy en día se usa más que todo como un elemento decorativo del vestido de novia, una especie de "de más".
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